lunes, 24 de junio de 2013

Biografías de cine: Errol Flynn (III)

(cont.)
La década de 1950 comenzó protagonizando dos westerns:
  • Cerco de fuego (Rocky Mountain) de William Keighley, que había codirigido con Michael Curtiz, Robin de los bosques. La cinta narra las penalidades de un destacamento sudista con Flynn a la cabeza. Son ocho hombres cuya peligrosa misión es la de encontrarse con un capitán rebelde nada menos que en territorio yankee y, a través, de unas montañas pobladas de indios. Este sí es un western melancólico y nostálgico.

  • Y Montana de Ray Enright (y, al parecer, Raoul Walsh (no acreditado).La acción dramática tiene lugar, en 1879, en el núcleo urbano de Fort Humbolt y alrededores, en el llamado Territorio de Montana, o de las grandes llanuras, que no alcanza la condición de estado de la Unión hasta 1889. Morgan Lane (Flynn), antiguo marino australiano, llega a Montana al frente de un nutrido rebaño de ovejas en busca de buenos pastos y con el deseo de rendir homenaje a su padre, antiguo ovejero, que en el pasado fue expulsado del territorio por los caciques del lugar.

Continuó con sus películas de aventuras como:
  • Kim de la India (Kim, 1950) de Victor Saville. Basada en una obra de Rudyard Kipling. Finales del siglo XIX. Kim es un chico inglés que ha crecido en la India durante la dominacion británica. Siendo muy joven ingresa en el ejército colonial, donde trabaja como mensajero del coronel. Cumpliendo una misión descubre sus verdaderos orígenes y el misterio de su nacimiento. A partir de entonces empezará a luchar incansablemente por la paz.


  • La taberna de Nueva Orleans (Adventures of Captain Fabian, 1951) dirigida por William Marshall, Robert Florey y con guión del propio Flynn. Un intrépido capitán arriesga su vida y la de su tripulación para intentar rescatar a una sirvienta, que ha sido erróneamente acusada de asesinato y encarcelada. Cuando consiga liberarla, empezarán a tener auténticos problemas.


  • Mara Maru (1952) de Gordon Douglas. Un comandante de la marina lleva a un gángster en busca de un tesoro hundido cerca de Filipinas, dónde se cree que hay una reliquia religiosa engarzada con diamantes. Pronto empezará la lucha por ver quién se apodera de tan preciado objeto.
  • La isla de los corsarios (Against All Flags, 1952) de George Sherman, con Maureen O'Hara y Anthony Quinn. Año 1700. Errol Flynn es un capitán inglés infiltrado entre los corsarios de una isla del Caribe, cuya misión consiste en destruir las fortificaciones de los temibles bucaneros. Lo que no esperaba era enamorarse de una enérgica y bella mujer pirata (Maureen O'Hara).
  • El señor de Ballantry (The Master of Ballantrae, 1953) de William Keighley, basada en la novela de Robert Louis Stevenson. Durante el siglo XVIII, dos hermanos enfrentados toman diferentes partidos en bandos opuestos que luchan por el trono de Inglaterra; el príncipe Carlos, heredero de los Estuardo, llama a las armas a sus compatriotas para derrocar al rey Jorge.
  • Espadas cruzadas (Il maestro di Don Giovanni, 195) de Milton Krims, producción italiana. El noble Rainiero es el hijo del duque de Sidonia. Vuelve al hogar acompañado de su amigo, el forastero Renzo. Nada más llegar a casa, el nuevo tendrá un problema con las costumbres locales. Algo mujeriego, se ve metido en un tremendo lío cuando lo obligan a casarse, sino será encarcelado.
En 1954 interpreta una comedia romántica La reconciliación (Lilacs in the Spring) de Herbert Wilcox. Una joven actriz debe decidir cuál de sus dos amantes será su marido. Ella sueña despierta sobre quién de los dos es mejor, imaginándoselos como nobles, para así poderse decidir.

Y continua con un drama romántico del director anterior, Rapsodia real (King's Rhapsody, 1955). Ricardo, heredero al trono de Laurentia, acepta el exilio con tal de vivir con la mujer que ama, Marta Karillos. Sin embargo, siete años después fallece el rey, su padre, y decide regresar para recuperar el trono. Para ello, deberá aceptar un matrimonio de conveniencia con la princesa Cristiane.

Pero vuelve al género de aventuras con El príncipe negro (The Dar Avenger, 1955) de Henry Levin. Inglaterra, siglo XIV. Eduardo, Príncipe de Gales, y su padre el rey Eduardo III de Inglaterra (1327-1377), conducen un ejército a la provincia francesa de Aquitania para protegerla de los franceses. Después de ser derrotada en el campo de batalla, Francia intenta, sin éxito, asesinar al príncipe Eduardo, por lo que secuestran a su esposa, la hermosa Juana de Holanda.

Hacia mediados de los 50, Flynn se vio reducido a ser una especie de “sonámbulo” que paseaba su figura en otros tiempos arrogante por malas películas tales como Istanbul (1956) de Joseph Pevney, y parecía irremisiblemente abocado a la autodestrucción. 

O The Big Boodle (1957) de Richard Wilson, un thriller ambientado en La Habana precastrista. A causa de un malentendido, en un casino, relacionado con dinero falsificado, la policía perseguirá a un inocente (Errol Flynn). La historia se completa con la inevitable presencia de una bella rubia.
Henry King le devolvió algo de su dignidad personal y artística dándole el papel de Mike Campbell en su adaptación de la novela de Hemingway, ¡Fiesta! (The Sun Also Rises, 1957), con Ava Gardner, Tyrone Power, Mel Ferrer, entre otros. Flynn respondió bien al reto, interpretando maravillosamente su papel de perdedor vencido y alcoholizado, pero dotado de un encanto y sentido del humor, que le convertían en último extremo en digno de simpatía y respeto.
Paradójicamente, Flynn interpretó a continuación a John Barrymore, que había sido en otros tiempos amigo suyo y compañero de borracheras y parrandas en Demasiado pronto para vivir (Too Much, Too Soon: The Daring Story of Diana Barrymore, 1958) de Art Napoleon. Biopic sobre una famosa actriz de teatro llamada Diana Barrymore, a partir de su propio libro autobiográfico. Pero la película contaba con un mal guión y una dirección todavía peor.
Un tercer papel de borrachín, en Las raíces del cielo (The Roots of Heaven, 1958), de John Huston, sirvió para que Flynn ofreciese una actuación convincente, pero la película fue también un fracaso económico. Morel es un aventurero que se traslada hasta una colonia francesa en África para luchar contra el exterminio indiscriminado de elefantes. En su misión lo apoyarán la nativa Minna, el excombatiente Forsythe y un presentador televisivo que se encargará de realizar un reportaje, pero en su cruzada encontrará también enemigos, cuyos intereses son opuestos a los suyos.
Flynn tocó fondo en su carrera, viéndose obligado a firmar un contrato con un productor de películas baratas y a escribir un guión para sí mismo y para su amiguita del momento, Beverley Aadland, de diecisiete años. Titulada Cuban Rebel Girls AKA Assault of the Rebel Girls (1959), que trata sobre un grupo de mercenarios que ayuda a Fidel Castro contra Fulgencio Batista y en la que Errol Flynn muestra sus simpatías por aquel.
La película fue un desastre y un triste final para la carrera del aguerrido héroe, que había sabido ser el mejor Robin Hood, el mejor general Custer y el mejor capitán Blood de la pantalla. 
El director de la película, Barry Mahon, escribió posteriormente:
“Errol Flynn fue, probablemente, el mayor símbolo de masculinidad y virilidad de la era moderna. Se consideraba un fracaso como actor. Le hubiera gustado conseguir un Oscar, pero los papeles en los que se le encasillaba no le dieron nunca la oportunidad de lograrlo. Estaba muy resentido con la industria del cine por no dejarle ser lo que él quería y, sin embargo, era la personificación del galán atractivo y sonriente que se lleva a las mujeres y al público de calle.”
Flynn murió de infarto el 14 de octubre de 1959 durante un viaje a Vancouver para intentar vender su yate y conseguir algo de dinero.
“Lo que me ha causado todos mis problemas, la razón de mis éxitos y mis fracasos no ha sido la bebida, las drogas o el sexo, sino la curiosidad. Soy incapaz de superar la tentación de mirar un cubo de basura, un buen libro, una

botella o bar nuevo o viejo, o de vaciar una bolsa de papel llena de cosas.”


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