viernes, 7 de septiembre de 2018

Tres razones para volver a ver Único testigo

En esta película de intriga dirigida por Peter Weir, descubrimos el mundo de la comunidad  de los amish, admiramos el encanto de Harrison Ford en el papel de un policía que protege a un niño amenazado de muerte y la belleza Kelly McGillis, efímero proyecto de estrella de los años 1980.
Tras haber realizado películas de atmósfera cautivadora, en el límite de lo fantástico: Picnic en Hanging Rock (Picnic at Hanging Rock, 1975, convertida recientemente en una serie televisiva), continuado con superproducciones que sobresalen por sus escenas de acción: Gallipoli (1981), El año que vivimos peligrosamente (The Year of Living Dangerously, 1982), el australiano Peter Weir destacó desde su llegada a  Hollywood con Único testigo (Witness) en 1985. Una película de encargo que, cumplidos treinta y tres años de su estreno, se convirtió en uno de sus mayores éxitos. A continuación exponemos tres razones que justifican volver a ver este excelente thriller de la década de 1980.
- Por su realismo sociológico
La figura del niño testigo, Samuel Lap (Lukas Haas), de un asesinato y su persecución por los criminales es un clásico del cine negro desde La ventana (The Window, 1949), de Ted Tetzlaff. Único testigo lo renovó convirtiéndolo en un niño amish. La película reveló al gran público la existencia de estos cristianos integristas que, en los Estados Unidos (y, concretamente en las campiñas de Pennsylvanie), viven en la actualidad aún como en el siglo XVIII. 
"No te adaptarás al mundo que te rodea", es la primera regla Amish:  las mujeres (vestimenta y tocado obligatorios), no trabajan (o, exclusivamente, las labores del hogar y algunas agrícolas),  las casas tienen ni electricidad ni teléfono, no conducen automóviles, sólo coches tirados por caballos. Peter Weir describe minuciosamente los ritos anacrónicos de esta comunidad puritana, no violenta, sin ridiculizarlos: varias escenas muestran incluso una ayuda mutua inequívoca entre sus miembros. Esto no impidió que los Amish protestaran por su representación en la pantalla. Y para rechazar la afluencia de curiosos cerca de sus granjas después del éxito de la película.
- Por Harrison Ford
En el momento de rodar por primera vez con Peter Weir, Harrison Ford era una superestrella, gracias a su papel de Han Solo en la saga galáctica La guerra de las galaxias y como Indiana Jones en En busca del arca perdida (Raiders of the Lost Ark, 1981) y sus secuelas. Único testigo le ayuda a mostrar a los productores de Hollywood que era capaz de interpretar otros personajes que no fueran un piloto del espacio o un arqueólogo aventurero látigo en mano en los exitosas películas antes citadas. En esta interpreta a un inspector de policía convertido en guardaespaldas de un niño amenazado de muerte, un hombre de ciudad obligado a integrarse en un grupo con valores y modo de vida opuestos a los suyos. Un papel que, en el momento de una escena soberbia (la construcción colectiva de una granja) le permitió conectar con su primera  actividad profesional: Harrison Ford fue carpintero antes de integrarse plenamente en el cine. 
- Por Kelly McGillis
Entre otras cualidades, Único testigo reveló la belleza de Kelly McGillis, rubia muy sexy -aún con el uniforme amish...-, posteriormente olvidada. La actriz que, en la actualidad, cuenta con 61 años de edad, fue una de las estrellas emergentes de los años 1980, gracias a papel como el amor de Tom Cruise en Top Gun (1986). Pero después, nada más, o casi si exceptuamos el papel de fiscal que ayuda Jodie Foster en la estremecedora y muy rentable Acusados (The Accused, 1988), y su increíble interpretación de mujer fatal bisexual en el thriller australiano El círculo íntimo (The Monkey's Mask, 2000). Durante mucho tiempo olvidada por el cine Kelly McGillis encontró refugio en la televisión en los años 1990. En 2008, se incorporó a la serie lésbica L (The L Word, 2004-2009), un año antes de que dejara de emitirse. Tampoco en ésta, los amish han debido apreciarla. 

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