martes, 28 de enero de 2014

Efemérides de cine: Ascensor para el cadalso

El 28 de enero de 1958 se estrenó Ascensor para el cadalso (Ascenseur pour l'échafaud), dirigida por Louis Malle. Protagonizada por  Maurice Ronet, Jeanne Moreau, Georges Poujouly, Lino Ventura, Yori Bertin, Elga Andersen, Ivan Petrovich. Productora: Nouvelles Editions de Films.
Sinopsis argumental: Julien Tavernier, héroe de la guerra de Indochina, trabaja para el industrial Simon Carala, y es el amante de su esposa, Florence. Para poder vivir juntos, los amantes deciden matar al marido de modo que parezca un suicidio, pero ocurre algo que no estaba previsto. 
Comentario: El director francés Louis Malle, tras codirigir con Bresson Un condenado a muerte se ha escapado, y con Jacques Cousteau El mundo del silencio, se estrena en la dirección en solitario con este policiaco basado en la novela de Noël Calef.
El autor muestra un París frío (edificio impersoanl de oficinas), desolado (Campos Elíseos de noche) y saturado de coches (visión desde el despacho de Julien). El acento de la obra se centra en el comportamiento íntimo de los personajes ante la aparición de acontecimientos adversos. Sobresalen la escena del interrogatorio de Julien por la policiía en un cuadro en el que las figuras aparecen inmersas en la oscuridad y la escena final.
La música es de Miles Davis, que improvisó el solo de trompeta. Le acompaña un conjunto de saxo, piano, contrabajo y batería. Jazz y blues combinan muy bien con el clima de suspense de la obra. La fotografía, sin alardes, busca encuadres de vértigo, oblícuos, en picado y otros, que enriquecen la narración visual. En ocasiones ésta es tributaria de Robert Rossen (atención a los detalles en el interior del ascensor). El guión, a cargo del autor, incluye unos diálogos excelentes de Roger Nimier. La interpretación de Moreau es soberbia y la de Ronet, excelente. La dirección exalta la fotografía, y de rechazo el cine, como fuente de conocimiento y prueba de la verdad.
Película de un joven autor (25 años), narrada con sobriedad, discreción y fluidez. Incluye un tácito homenaje al cine negro americano y a Hitchcock. Obra equilibrada, coherente, emocionante y convincente. Un clásico.

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