lunes, 20 de noviembre de 2023

Veinte operas primas española a redescubrir (IV)

(cont.)

16. Memorias del ángel caído (1997), de David Alonso y Fernando Cámara

Ambos directores debutaron por primera vez en la gran pantalla con este largometraje. Un extraño suceso acaba de suceder en una antigua parroquia situada en el centro de una gran ciudad. Tras la comunión, algunos fieles han caído fulminados como si hubieran sido envenenados. La policía se pone manos a la obra para descubrir las extrañas causas del suceso. Mientras se produce la investigación, algunos sacerdotes comienzan a sufrir unas visiones turbadoras. Pero la situación se hace aún más terrorífica cuando los feligreses muertos vuelven a la vida, durante la realización de su autopsia. Un investigador comienza a atar cabos y relaciona los sucesos con las escrituras de un oscuro libro. Una interesante incursión en el género del thriller pseudorreligioso, que parte de una oscura y enrevesada trama. Cuenta con una eficaz interpretación de Santiago Ramos. Mantiene el suspense hasta el final.
José Luis López Vázquez en Memorias del ángel caído (1997)

17. Torrente, el brazo tonto de la ley (1998), dirigida por Santiago Segura

Siguiendo la estela que dejaron películas como Acción mutante (1993), Santiago Segura decide ponerse a la dirección de su debut, que sentaría las bases de su carrera humorística. El director muestra muchas referencias de la comedia española, entre ellas la fuerte influencia de Berlanga y algún guiño a Luis Buñuel. Torrente, el brazo tonto de la ley muestra un humor caricaturesco, lleno de bromas de mal gusto, lenguaje soez y escenas escatológicas. Segura resucitó la comedia popular haciendo un homenaje a las películas de Alfredo Landa o Mariano Ozores. La cinta nos presenta a Jose Luis Torrente (Santiago Segura), un policía español, fascista, machista, racista y alcohólico que patrulla las calles de Madrid junto a su vecino Rafi (Javier Cámara). Torrente y sus expresiones han pasado a formar parte del imaginario popular español con un vulgarismo rancio, sin tabúes. Su propuesta le llevó a convertirse en la película española más taquillera del momento. Después de la pentalogía Torrente, Santiago Segura ha dado el paso a las comedias familiares consiguiendo un apabullante récord de taquilla con películas como Padre no hay más que uno (2019).
Santiago Segura y Tony Leblanc en Torrente, el brazo tonto de la ley (1998)

18. Solas (1999), de Benito Zambrano

Solas es una ópera prima estrictamente andaluza. Benito Zambrano, natural de Sevilla, rueda en su tierra natal esta historia de madre e hija, maltratadas por la vida, que se reencuentran. Con un guion simple pero intenso, Zambrano dirige una película humilde y sincera, que habla de relaciones familiares fustigadas por la soledad, la pobreza y los sueños ahogados en el alcohol. Con enorme dureza y dramatismo aborda el tema de los malos tratos y la falta de comunicación dentro de la familia, pero sobre todo de la búsqueda de dignidad de las mujeres dentro de una España que las mantiene desplazadas. Un retrato visceral que muestra una visión pesimista del país de la época, lleno de inestabilidad laboral, inestabilidad emocional, y plagado de núcleos familiares destrozados por el egoísmo, sobre todo en las clases bajas. Por otra parte, Solas es una película que reivindica las raíces andaluzas, como acostumbra a hacer este director. Sus películas se ambientan en Andalucía porque el guion exige que no puedan ambientarse en otra parte. Encontramos geniales interpretaciones de María Galiana y Ana Fernández, que pronuncian diálogos demoledores que suponen un golpe de realidad y emoción y contribuyen a crear esa atmósfera agónica de desesperanza. Hacia el final, la película invita al espectador a hacer autocrítica sobre su propia vida y le empuja a ser generoso con todos los que le rodean. Zambrano triunfó en el Festival de Berlín con su primera película obteniendo el premio del público, y se alzó con cinco premios Goya, dirigiendo una película honrada, sincera y directa. Se convertiría en un director de renombre que años más tarde nos daría obras maestras con aire andaluz como La voz dormida (2011) o Intemperie (2019).
Carlos Alvárez-Novoa y Ana Fernández en Solas (1999)

19. Intacto (2001), dirigida por Juan Carlos Fresnadillo

Por el mundo pululan una serie de personas con un peculiar don: la suerte. Una de ellas es Sam, que regenta un extraño casino. Otra, Federico, que sobrevivió a un terrible terremoto. Éste, por algún misterioso motivo, tiene un interés especial en reclutar a la gente que comparte su mismo don. Pronto detecta la existencia de Tomás (Leonardo Sbaraglia), único superviviente de un terrible accidente aéreo. El canario Juan Carlos Fresnadillo llamó la atención hace unos años al lograr ser nominado al Oscar por su cortometraje Esposados. Aunque se ha hecho esperar, aquí llega su primera película larga. Siguiendo la estela de Alejandro Amenábar, nos ofrece un thriller que nos lleva por donde no esperamos. Con escenas angustiosas, como la que transcurre en medio de una autopista plagada de vehículos, o la de la carrera en el bosque, Fresnadillo logra con creces su intención de sorprender. Además se rodea de un reparto la mar de simpático: desde el argentino en boga Leonardo Sbaraglia, pasando por el “exorcista” Max Von Sydow, o el zambraniano Antonio Dechent.
Max von Sydow y Leonardo Sbaraglia en Intacto (2001)

20. La vida de nadie (2002), de Eduard Cortés

Emilio Barrero es un hombre de éxito: tiene un buen trabajo, un lujoso chalé, una esposa encantadora y un hijo que lo admira. Está a punto de cumplir 40 años y su familia le prepara una fiesta sorpresa. Sin embargo, la sorpresa se la llevan ellos cuando se enteran de que Emilio no es el hombre que aparenta ser, y de que ha construido a su alrededor una mentira que les ha tenido engañados durante muchos años. Debut del director Eduard Cortés, proveniente del mundo de la televisión, donde tiene una amplia experiencia como realizador de la cadena autonómica TV3. Cortés, también guionista, se inspiró en el caso real de Jean-Claude Romand, que en 1993 asesinó a su familia, a la cual mantuvo engañada durante 18 años, haciéndoles creer que era un médico de éxito. Un desgraciado incidente que ya había dado paso a dos películas: El empleo del tiempo y El adversario. La película cuenta con una primera parte casi en clave de comedia para acabar desembocando en una oscura tragedia. El protagonista de este gran engaño, Emilio Barrero, está protagonizado por José Coronado, quien aparece acompañado de Adriana Ozores y Marta Etura, ambas nominadas al Goya por su trabajo.
Adriana Ozores y José Coronado en La vida de nadie (2002)

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