martes, 14 de noviembre de 2023

Veinte operas primas española a redescubrir (I)

¿Qué significa el término ópera prima? En cine se utiliza el término “opera prima” para referirse al primer largometraje de un director; un ejercicio fílmico que intentará consolidar su lenguaje cinematográfico. A continuación hacemos un recorrido por la filmografía española para destacar algunas de estas "primeras obras" que consagraron a sus autores.

1. Esa pareja feliz (1951), de Luis García Berlanga y Juan Antonio Bardem

El debut de dos de los mayores exponentes del cine español fue esta sencilla película protagonizada por Fernando Fernán Gómez. Una comedia acerca de una pareja madrileña que gana un concurso. Más tarde la carrera de ambos se dispararía. Tras Bienvenido Míster Marshall (1953) (con guion de Juan Antonio Bardem y Miguel Mihura) Berlanga se proclamó maestro de la sátira, expresando en cada uno de sus películas con mordaz ironía, una crítica acerca de la realidad política y social de la España de la época. El momento de mayor esplendor de Juan Antonio Bardem llegaría con Muerte de un ciclista (1955) y Calle Mayor (1956), que a diferencia de su compañero optó por el drama y el género negro. En los años 1950 el franquismo limitaba la libertad de expresión, sin embargo tanto Berlanga como Bardem despuntaron en su habilidad para burlar la censura de la época.
Elvira Quintilla y Fernando Fernán Gómez en Esa pareja feliz (1951)

2. Los golfos (1960) de Carlos Saura

Carlos Saura estrenó Los golfos en el Festival de Cannes en 1960, dónde fue nominada a la Palma de oro. La película es una de las precursoras del llamado cine quinqui, que narraba las peripecias de delincuentes callejeros de estrato social muy bajo, y que han alcanzado fama gracias a sus delitos. Seis jóvenes de la periferia madrileña ayudan a su amigo en su sueño de ser torero, cometiendo diversos atracos para pagar su debut. Los golfos abrió el cine español al camino del neorrealismo, que por entonces ya era un estilo muy extendido en Europa. Saura contó en su mayor parte con actores no profesionales. La película se estrenó años después en España sufriendo diversos recortes de metraje por parte de la censura. Después de Los golfos, Saura vería se vería reconocido en su país por La caza (1965), que ganó el Oso de plata en Berlín a mejor dirección, seguido de multitud de películas que han configurado una muy elogiable filmografía.
Los golfos (1960)

3. El buen amor (1963) dirigida por Francisco Regueiro

Una pareja de novios decide irse a Toledo para escapar de la monotonía. Al ser jóvenes deberán engañar a sus padres. La película, debut en la dirección de Francisco Regueiro (Madregilda), supone un buen ejemplo del cine costumbrista de la época, no tanto en cuanto a paisajes y ambientación, que también, sino en cuanto a las costumbres juveniles y la sensibilidad de la burguesía de entonces. En lo que respecta a la trama, no ocurre gran cosa, pero están muy bien mostrados los cambios de humor, los tiras y afloja emocionales, los silencios entre los novios, las conversaciones intrascendentes, normales, veraces.
Simon Andreu y Enriqueta Carballeira en El buen amor (1963)

4. La busca (1966), de Angelino Fons

En el año 1900, Manuel, un muchacho provinciano, llega a Madrid para hacer de chico de los recados en la pensión donde su madre trabaja como criada. Allí conoce a Justa, una modista con quien empieza una relación amorosa y también a sus primos, que le introducen en los bajos fondos de la ciudad. Tras el suicido de uno de ellos, Manuel empieza a trabajar como ayudante de un panadero hasta que la dureza del trabajo, la muerte de su madre y el abandono de Justa, le hacen dejarlo todo y unirse a una banda de delincuentes. Adaptación de la novela homónima de Pío Baroja, primera de la trilogía La lucha por la vida, que completan Mala hierba y Aurora Roja. La película, la más personal del director Angelino Fons, que debutaba con este título, consta de un breve prólogo compuesto de fotografías y una aséptica voz en off que describe la difícil situación de España a principios del siglo XX. En la película, que cuenta con una cuidada ambientación, destacan las interpretaciones del actor francés Jacques Perrin, Emma Penella y Hugo Blanco, en uno de sus papeles más brutales.
La busca (1966)

5. La residencia (1969), de Narciso Ibañez Serrador

Narciso “Chicho” Ibáñez Serrador fue pionero en el género del suspense en nuestro país. Siempre se sintió atraído por los relatos de ciencia-ficción y terror extranjeros. Tanto que en 1964 dirigió la serie Mañana puede ser verdad, para más tarde dirigir la célebre Historias para no dormir, que acercó el lenguaje cinematográfico a la televisión. Ésta última resultó un revulsivo en la España de la dictadura. Chicho dominaba el arte de sugerir sin mostrar y creó obras de enorme calidad a pesar de la censura impuesta por el régimen. La residencia supuso su debut en el cine, seguía los pasos de Historias para no dormir. Contenía un alto componente sexual no explícito, que incluía tintes de lesbianismo y sadomasoquismo. La atmósfera de servidumbre, oscura y lúgubre, iluminada a través de luces tenues creaba un ambiente terrorífico. La residencia cuenta una historia típicamente gótica tradicional, el giro final causó gran sorpresa entre los espectadores de la época.
La residencia (1969)
(cont.)

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