sábado, 11 de noviembre de 2023

Las 50 mejores películas de terror de la historia del cine (VIII)

15 - Vampyr, la bruja vampiro (Vampyr - Der Traum des Allan Grey, 1932), de Carl Theodor Dreyer

Vampyr, la bruja vampiro significó el primer trabajo en el cine sonoro para el director danés Carl Theodor Dreyer, aunque cuenta con muy poco diálogo. La cinta fue rodada como si se tratase de una película mudoay, posteriormente, se añadieron las voces de los personajes y los efectos. Cabe destacar que el largometraje fue rodado con una técnica de sonido experimental, que provocó que la calidad del audio fuese deficiente. Este problema lo solucionaron cortando en las versiones alemanas y francesas aquellas escenas que se vieron más perjudicadas en este aspecto, por lo que desde 1990 es muy difícil encontrar en circulación la versión inglesa. Otro aspecto interesante de la misma, basado en los relatos In a Glass Darkly de Sheridan Le Fanu, es que Dreyer decidió no contar con actores profesionales para dar vida a los personajes. La mayoría de ellos fueron aficionados que se amontonaron en el rodaje, excepto Sybille Schmitz y Maurice Schutz.
Vampyr, la bruja vampiro (1932)

14 - La noche del demonio (Night of the Demon AKA Curse of the Demon, 1957), de Jacques Tourneur

Una película considerada por muchos como la mejor de género fantástico rodada en Inglaterra durante los años 1950. Pese a su modesto presupuesto, su director, Jacques Tourneur utilizó una serie imaginativos recursos para conseguir que el espectador experimentara la misma transición que el protagonista, desde el confiado escepticismo inicial hasta el pánico de la conclusión. Además, lo hizo con tal sutilieza que el final de la película es abierto y uno nunca está seguro de si lo que ha sucedido es real o producto de la imaginación del héroe. Y todo eso teniendo en cuenta que el montaje último de la cinta fue realizado desoyendo los deseos del director.
Dana Andrews en La noche del demonio (1957)

13 - Carretera perdida (Lost Highway, 1997), de David Lynch

Bill Pullman, Balthazar Getty y Patricia Arquette son el excelente trío de actores que encabeza el reparto de esta inquietante, enfermiza y onírica película, absolutamente inclasificable, que incluye traslación de personalidades y revueltas narrativas sin causa aparente. Es decir, David Lynch en el momento más alto de su mundo pesadillesco e insano. La película cuenta con la fotografía de Peter Deming, que sabe recoger ese tono psicodélico que tanto gusta a Lynch. Destaca también la excelente banda sonora a cargo de Angelo Badalamenti, habitual del director.
Bill Pullman y Patricia Arquette en Carretera perdida (1997)

12 - ¡Suspense! (The Innocents, 1961), de Jack Clayton

Uno de los más destacados títulos de terror psicológico de los años 1960, en una fascinante adaptación de la novela Otra vuelta de tuerca de Henry James. Suspense es una película que cuatro décadas después de su estreno sigue siendo un referente para posteriores cintas de este subgénero. De hecho, es una de las mejores historias de fantasmas jamás propuestas por el cine y el mejor título de Jack Clayton, su director. Este relato gótico se benefició de un guión de Truman Capote, justo entre sus dos más celebradas adaptaciones cinematográficas, Desayuno con diamantes y A sangre fría, así como de una excepcional fotografía en blanco y negro de Freddie Francis, que volvió a ponerse a las órdenes de Clayton tras el éxito de Un lugar en la cumbre. En todo caso, Suspense es una película que mantiene en todo momento una elegantísima ambigüedad a lo largo de todo el metraje, matizada con una tensión sexual gracias al trabajo de la genial Deborah Kerr.
¡Suspense! (1961

11- El quimérico inquilino (Le locataire, 1976), de Roman Polanski

Uno de las películas más personales de Roman Polanski, en la que continuó la investigación del director franco-polaco en torno a la locura y lo sobrenatural. Siete años después de que su esposa, Sharon Tate, fuese brutalmente asesinada por la familia Manson, Polanski abordó este película de terror psicológico en el que, sobre todo, se explica la transformación interior de una persona. Y es que, a medida que el protagonista va explorando qué fue lo que le sucedió a su predecesora, va transformándose lentamente, descubriendo cosas nuevas de sí mismo, cosas que desconocía.
Roman Polanski en El quimérico inquilino (1976)
(cont.)

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