lunes, 22 de abril de 2024

Diez clásicos para aprender sobre cine (I)

Podemos aplicar el adjetivo "clásico" a aquellas obras cinematográficas calificadas como obras de arte según valores estéticos, técnicos, temáticos o éticos. En segundo lugar, en un sentido técnico, la expresión cine clásico hace referencia al cine que es resultado de utilizar las estrategias cinematográficas establecidas en la tradición estadounidense durante el periodo comprendido entre 1915 y 1959.
En este segundo sentido, el cine clásico sería aquel que respeta las convenciones visuales, sonoras, genéricas e ideológicas que emanaron durante dicho periodo. Es un cine tradicional, constituido por un sistema de convenciones que constituyen la tradición cinematográfica. Emplea siempre los mismos recursos tradicionales, sin introducir elementos rupturistas, a diferencia del cine independiente.
El cine clásico pretende ante todo construir una narración que simule ser lo real, dejando oculta la naturaleza del relato. El film clásico se caracteriza por la búsqueda de una transparencia que esconde la enunciación y por la economía de signos. 
Nuestra selección sería: 

1. Amanecer (Sunrise, 1927), de F.W. Murnau 

La historia de Amanecer nos narra como la vida de una familia humilde que vive en una granja y trabaja día a día para subsistir se rompe por el deseo y la pasión. El protagonista (George O’Brien) vive junto a su esposa y su hijo de corta edad. El día a día no es fácil en un ambiente tan rural, pero el matrimonio se siente afortunado. Un día, llega al pueblo una hermosa mujer (Margaret Livingston) de ciudad y la rutina de la pareja se disuelve. El marido queda fascinado por la enigmática señora de buenos modales y descuida a su familia, su trabajo y su casa, llegando a gastarse el dinero que necesitaban para vivir. Cegado por el amor, el hombre idea un plan macabro para matar a su esposa y poder huir con su amante a la ciudad. Todo está preparado. La barca está en mitad del lago donde ahogará a la madre de su hijo, pero en el último momento se arrepiente. Su mujer queda horrorizada y huye a la ciudad. Hasta allí la sigue su esposo, que, profundamente arrepentido, le confiesa de nuevo su amor. La pareja aprovecha el viaje para renovar su matrimonio de nuevo. De vuelta a casa, la tragedia se pone de su parte. Una horrible tormenta hunde la barca en la que viajaban y, pese a los intentos del marido por salvar a su esposa, ésta se pierde. El hombre está desesperado. La mujer de ciudad cree que por fin se ha decido a llevar a cabo su plan, pero nunca más lejos de la realidad. Él está enamorado de su esposa y ahora cree que la ha perdido.
Margaret Livingston y George O'Brien en Amanecer (1927)
Quizá la película más romántica de todos los tiempos, que pese a ser muda tiene una fuerza inigualable en todos sus planos. El alemán F.W. Murnau rodó el film en Hollywood para la Fox. Por desgracia, murió con sólo 42 años en un accidente de tráfico, privándonos de más obras maestras. El guión es una adaptación por Carl Mayer del cuento La excursión a Tilsit de Hermann Sudermann. Murnau optó por utilizar el entonces nuevo sistema de sonido Movietone, Haciendo de Amanecer uno de los primeros largometrajes con una banda sonora y efectos sonoros sincronizados.​ Fue el primer triángulo amoroso de la Historia del cine. Y sin pronunciar una palabra. Esa joya fílmica de Murnau titulada Amanecer supo jugar, para contar su inmortal historia de amor, la carta del contraste. Contraste entre la dulce esposa y la arpía seductora, entre el idílico y tranquilo campo y la estresante y bulliciosa ciudad. Y fuertes contrastes también entre luces y sombras, en la hermosa fotografía que imprime a todo el relato un aire de ensueño. Es la primera película norteamericana del director alemán F.W. Murnau y nadie duda en incluirla entre los clásicos. 
(cont.)

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