jueves, 8 de septiembre de 2016

Sabores de cine (III)

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Del mismo modo, la gastronomía puede convertirse en un arma de atracción o ha encendido pasiones como en:
  • El graduado (The Graduate, 1967), de Mike Nichols, con un jovencito Dustin Hoffman que cae rendido a los brazos de una madura señora Robinson. 
  • O en El rey pescador (The Fisher King, 1991), multipremiada película de Terry Gilliam. 
  • Cómo olvidar a Kim Basinger frente al frigorífico, comiendo aceitunas y fresas con los ojos cerrados en Nueve semanas y media (9 1/2 weeks, 1986) de Adrian Lyne, escena prototípica de la capacidad de seducción sensorial que pueden procurar los alimentos. 
  • Seducción a la carta, también conocida como Simplemente irresistible, (Simply Irresistible, 1999) de Mark Tarlov, en la que gracias a un cangrejo a la Napoleón, los protagonistas vivirán un apasionado romance. 
Asimismo, la comida como instrumento de seducción aparece en una hermosa secuencia de la película alemana del director de origen turco Fatih Akin Contra la pared (Gegen Die Wand2004), Oso de Oro en Berlín y mejor película europea de 2004, cuya protagonista da un paso decisivo en su conquista amorosa mediante la preparación de una exquisita cena tradicional turca, con primerísimos planos de los alimentos y del quehacer culinario
La cinta francesa de O. Ducastel y J. Martineau Crustacés et coquillages (2005), también conocida como Côte d'Azur, enlaza igualmente los placeres sensuales y eróticos con los gastronómicos. 
La combinación de comida y erotismo es la que también se desarrolla en la película germano-suiza El sabor del Edén (Edén, 2006) del director Michael Hofmann, en la que ésta aparece como un estímulo de connotaciones pasionales ya olvidadas.
La comida y la bebida también pueden hablar de amores rotos o perdidos, de la soledad de las personas y de la búsqueda de un encuentro, que al final, se revela como imposible. Creando una peculiar atmósfera poética, el director chino Won Kar Wai , un poeta de la imagen,  hace representar también un papel protagonista a la comida y la bebida en toda su filmografía, sensualidad, nostalgia y romanticismo en estado puro. Citemos películas como:
  • Deseando amar (Fa yeung nin wa, 2000, traducción literal: La magnificencia de los años pasa como las flores).
  • En 2046 (2004). Ésta, continúa la vida amorosa que tiene Chow Mo-wan en la década de los años 60 de Hong Kong.
  • My Blueberry nights (2007). una mujer que tras una ruptura sentimental, decide viajar por los Estados Unidos, trabajando como camarera, encontrándose en el camino con otras historias de amor, tan tristes o más que la suya.
Pero la comida también ha servido para matar o morir, o por lo menos intentarlo. En este apartado tenemos unos claros ejemplos como los que nos muestran películas como:
La caída del imperio romano (The Fall of the Roman Empire1964), de Anthony Mann. 
La citada saga de El Padrino (The Godfather, 1972) y sus secuelas El Padrino. Parte II (The Godfather: Part II, 1974) El Padrino. Parte III (The Godfather: Part III, 1990) de Francis Ford Coppola. En El Padrino, el asesinato que obliga a Michael Corleone a exiliarse transcurre en un restaurante durante una apacible cena. Y en la segunda parte de la saga, al mismo personaje un pistolero le enseña a preparar pasta con albóndigas. 
De este género es sugerente también la comilona que prepara en la cárcel el actor Ray Liotta en "Uno de los nuestros (Goodfellas1990) de Martin Scorsese: De hecho, no hay película de la mafia que se preste, donde no se suceda una escena alrededor de la cocina o la mesa. 
Otras películas con la muerte como trasunto son:
  • Te amaré hasta que te mate (I Love You to Death, 1991), de Lawrence Kasdan. Comedia sobre el dueño de una pizzería.
  • La gran comilona (La grande bouffe, 1973) de Marco Ferrari, en esta última, los protagonistas, reunidos alrededor de la mesa, deciden morir en ella. La película crítica la sociedad consumista y se insiste en la oposición de placer/consumo. 
  • Un caso claro es Seven (Se7en) (1995) de David Fincher, con Brad Pitt y Morgan Freeman, donde unos de los pecados capitales es la gula, gula por la pasta, e inducida por la amenaza de incrustarle a la víctima una bala en los sesos. Al final, el desdichado morirá y no de hambre precisamente. 
  • Sin olvidar a la tierna y dramática, a un tiempo, Tomates verdes fritos (Fried Green Tomatoes, 1991) de Jon Avnet y su especialísima salsa.
  • Y en La última cena (The Last Supper, 1995) de Stacy Title, no se pierdan la escena en la que aparecen los tomates recogidos por Cameron Diaz.
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