miércoles, 18 de octubre de 2023

Jim Jarmusch y sus películas donde la música tiene un papel protagonista (III)

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11. Flores rotas (Broken Flowers, 2005)

Original y extravagante revisión del mito de Don Juan. Con su peculiar estilo minimalista y tragicómico, Jim Jarmusch nos pinta a un hombre de alma gélida, que al fin se ve obligado a reaccionar, a asumir que sus actos tienen consecuencias, como la de un hijo, que no puede ignorar, pretender que nunca han ocurrido. El planteamiento es mera excusa, importa poco descubrir quién escribió la carta anónima como bucear en el desconcierto vital del protagonista. En ese apartado al cineasta le falta algo de contención a la hora de mostrar sus excesos, lo pasados que están de rosca. Bill Murray se revela perfecto para los propósitos del director, aunque el actor corre el riesgo de quedar encasillado en esos personajes pasmados, vistos recientemente en Lost in Translation y Life Aquatic. Y está apoyado por un excelente plantel de actrices femeninas en roles secundarios. Con música del etíope Mulatu Astatke.

12. Los límites del control (The Limits of Control, 2009)

Una película de atmósfera. Con uso inteligente y variado de la música, e imágenes recogidas por Christopher Doyle que dan a la geografía urbana y rural española un aspecto único, no muy distinto a sus otras películas. En tal sentido, todo es muy Jim Jarmusch, aunque la trama y su estiramiento hasta las casi dos horas resultan caprichosos en exceso, y el entretenimiento cara a no agotarse parece consistir en reconocer lugares y actores. La película conecta algo con Ghost Dog. El camino de samurai, en la mirada de un tipo disciplinado y frío, un lacónico Isaach De Bankolé, que hace lo que debe hacer, sin dejarse distraer más allá de lo imprescindible y punto. El desenlace, algo desconcertante, sugiere, tal vez, una crítica a la clase política estadounidense con una visión 'realista' –o sea, despreciativa hacia las personas– de las cosas.

13. Sólo los amantes sobreviven (Only Lovers Left Alive, 2013)

Una atípica historia de vampiros, como no puede ser de otra manera si viene firmada por uno de los reyes del cine independiente underground americano, Jim Jarmusch. El cultivado director ofrece un film fantasmal y lánguido, en su línea habitual, ligero aunque esté sembrado de referencias literarias y musicales que plasman sus personales gustos. Sin ser una de las siete maravillas de la humanidad, hay que reconocer en el director su habilísima realización con fotografía perpetuamente nocturna, la capacidad de manejar y combinar tonos, a veces románticos, con tintes trágicos, otras veces siguiendo planteamientos gamberros, propiciados por la aparición de Ava, la hermana de Eva, que muestra que los instintos primitivos siguen existiendo en nuestra sofisticada civilización actual, también entre los vampiros.

14. Paterson (2016)

Estructurada la trama rítmicamente a lo largo de una semana, con la rutina diaria de Paterson, dentro del ciclo habitual en que consiste la jornada –levantada, paseo hasta el trabajo, intercambios dialógicos con los colegas, conducción, vuelta a casa, paseo del perro, cerveza en el bar...–, siempre hay elementos que aportan la novedad –comentarios de uno u otro pasajero, una avería, sucedidos entre los que frecuentan el bar, ir a ver una película de cine en blanco y negro...–. En cualquier caso, el observador Paterson se muestra inspirado por lo que ocurre a su alrededor, y en su cuaderno secreto de notas, escribe sus poemas, que sólo conoce Laura, que los aprecia mucho, por lo que le insta a darlos a conocer al mundo.

15. Los muertos no mueren (The Dead Don't Die, 2019)

Delirante película escrita y dirigida por Jim Jarmusch, que ha demostrado ya antes que las películas de género pueden abordarse de un modo “diferente”, ya sea el western (Dead Man), las cintas de sumuráis (Ghost Dog) o las de vampiros (Sólo los amantes sobreviven). En esta ocasión se encuentra lejos de las elevadas cotas de maestría alcanzadas en sus mejores películas–con permiso de sus cintas de los 80–, Paterson y Flores rotas, que protagonizaron respectivamente Adam Driver y Bill Murray, presentes en el film, así como otros de los artistas con los que trabaja más a gusto, como Tilda Swinton y sus buenos amigos Tom Waits e Iggy Pop.

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