jueves, 18 de julio de 2013

Biografías de cine: James Ivory

James Francis Ivory (Berkeley, California, Estados Unidos, 7 de junio de 1928) es un director de cine estadounidense. Se formó en la Universidad de Oregon, especializándose en Arquitectura y Bellas Artes y luego en la Escuela de Artes Cinematográficas de la Universidad del Sur de California, donde dirigió el cortometraje Las cuatro de la mañana (1953). Luego escribió, produjo y rodó Venecia: Tema y Variaciones, un documental de treinta minutos presentado como trabajo para su tesis de graduación en cine en la USC. La película fue seleccionada por The New York Times en 1957 como una de las diez mejores películas documentales del año. Se graduó de la USC ese mismo año. En 1959 rueda La espada y la flauta (The Sword and The Flute).

Merchant Ivory Productions 

El equipo Ivory-Merchant-Jhabvala tiene un carácter marcadamente cosmopolita: aunque, algunas veces, ese cosmopolitismo haya llegado a parecer desarraigo. Aunque la productora Merchant-Ivory es una empresa británica, por ejemplo, la Film Production Association de Gran Bretaña se opuso vigorosamente a que The Europeans (1979) fuese reconocida como una película británica cuando participó en el Festival de Cannes, mientras que el Ministerio de Comercio se negó a aceptar Quartet (1981), una película de tema y estilo esencialmente británicos, como  coproducción franco-británica.
En realidad resulta bastante difícil determinar la nacionalidad del trio. Ismail Merchant nació en la India, pero se educó en Estados Unidos. Como hemos ya se ha expuesto, James Ivory nació en 1928 en Berkeley, California, y se graduó en la Escuela de Cine de la Universidad del Sur de California; pero se sintió atraído desde muy joven por la India, país en el que realizó sus primeros largometrajes. Ruth Prawer Jhabvala nació en Alemania en 1927, de padres polacos, se educó en Inglaterra, contrajo matrimonio con un hindú y se trasladó posteriormente a los Estados Unidos. No es por tanto accidental que uno de los temas más frecuentemente abordados en las películas del trío sea el del desplazamiento de unos personajes en una cultura extraña.
James Ivory-Ismail Merchant-Ruth Prawer Jhabvala

Los tres parecían destinados a encontrarse antes o después. Merchant e Ivory lo hicieron en 1961, durante la proyección de un corto rodado por Ivory en la India. Los dos se habían sentido atraídos por separado por las obras de Jhabvala. Cuando decidieron que querían filmar su novela The Householder, se pusieron en contacto con la escritora, quien aceptó participar en el guión, y el trío se embarcó en un proyecto con notables dosis de inexperiencia.

Los estímulos y ayudas que recibieron durante este período de Satyajit Ray fueron decisivos para la evolución de Ivory. A Ray le gustó mucho The Householder y se ofreció a remontarla para dotarla de una estructura mejor. La única condición que puso fue la de que le dejaran trabajar en paz durante cinco días. Ivory recuerda: “Yo me limité a permanecer al lado y observar, y, hasta  cierto punto, esa ha constituido la base de nuestra colaboración desde entonces. Siempre montamos la película de acuerdo con el guión y luego se produce esa gran conmoción en la sala de montaje. Suprimimos determinadas secuencias y cambiamos el orden. De no haber visto a Ray reorganizar los materiales con tanta habilidad y facilidad, probablemente habría seguido siendo un director cauto y reacio a los cambios.”
Ray compuso también la música, tanto para de La joven pareja (The Householder, 1963) como para Shakespeare-Walhh (1965), en la que Merchant e Ivory pudieron embarcarse gracias a la venta de La joven parejaa la Columbia. La trama de la película es la siguiente: Un joven matrimonio acude a la boda de unos conocidos. El marido, Prem Sagar, al ver el rostro cariacontecido del novio, recuerda su propio caso, las dificultades al iniciar su vida conyugal con Indu, una joven con la que se casó en una boda concertada: viene a su memoria lo poco que congeniaban al principio, las dificultades en su trabajo como maestro para imponer su autoridad en clase, las penurias económicas, la difícil convivencia con la suegra, que viene a echar una mano cuando Indu queda encinta, el recurso a Dios para pedir ayuda... Pero el caso es que marido y mujer se van conociendo poco a poco, y aprenden a amarse. El cineasta describe las tradiciones cotidianas del país, y sobre todo las dificultades para sacar un hogar adelante; también hay sitio para pintar la mirada occidental, representada en el amigo americano del protagonista, a quien atrae la espiritualidad hindú.


Su siguiente película fue Camino a Delhi (The Delhi Way, 1964). Interesante documental, encargo de la Asia Society de Nueva York a un enamorado de la India, James Ivory. En 45 minutos se hace un repaso a la historia de la ciudad de Delhi, por la que han pasado afganos, mongoles, turcos e ingleses, con lo que se apunta el mestizaje de culturas que tanto importa en el cine de Ivory. De hecho, el cineasta viene a decir que en propiedad no se puede hablar de una Delhi, sino de muchas. Componen el film imágenes muy bellas, de gusto exquisito, bien acompañadas por la música, y que a veces son más expresivas cuando calla la voz del narrador Leo Glenn, que tiene un punto demasiado académico y pulcro, esas notas de las que tanto se ha abusado para atacar el cine de Ivory. Así, se pueden ver momentos de la vida cotidiana de la ciudad, sin caer en el exotismo empalagoso, o disfrutar de la belleza artística de lugares como la magnífica Fortaleza Roja.

Shakespeare-Wallah es una película llena de encanto y nostalgia. La historia de una compañía itinerante de teatro en la India. Con el embrión de una familia inglesa, los Buckingham, compuesta por el matrimonio y la hija adulta Lizzie, el grupo está especializado en representar obras de Shakespeare. Con ritmo pausado, fuertemente influenciado por el cine de Satyajit Ray -no en vano es el autor de la banda sonora-, observamos los cambios en la India tras alcanzar la independencia. Se ha perdido el gusto por el teatro clásico, los ingleses ya no se sienten exactamente en casa. En el país se siguen con interés creciente deportes como el criquet, y tiene una posición dominante el cine de Bollywood.
“Nosotros descubrimos a los Kendal durante el rodaje de The Householder, debido a que Shashi Kapoor, nuestra estrella, estaba casado ya con Jennifer. Conocimos a sus padres y también a Felicity, que tenía entonces catorce años. Desde el primer momento pensé que debía trabajar en esta película, pues era enormemente inteligente y divertida. Aun antes de rodar La joven pareja había concebido la idea de una película sobre una troupe de actores ambulantes en la India. Ruth no consideraba la idea demasiado buena; pero, cuando le mostré el diario que habían llevado los Kendal entre 1947 y 1953, y en el que contaban sus experiencias como actores ambulantes en India, se convenció y empezó a trabajar en la película tomando como base dicho diario, aunque en el guión final no quedaba ni un solo episodio procedente ni de las notas originales ni de dicho diario, sino que fue en su totalidad obra de Ruth.
Madhur Jaffrey, que da vida a Manjula, fue premiada como mejor actriz en el Festival de Berlín.

Gracias al éxito internacional de la película, la Paramount financió The Gurú (1969), en la que los personajes interpretados por Rita Tushingham y Michael York experimentaban el impacto de la India. Tom Pickle, una estrella del rock, viaja a la India con la intención de aprender a tocar el sitar con el gran músico local Ustad Zafar. Khan no está contento con su nuevo discípulo, pero aún así le acogerá.


A pesar de su fracaso comercial y una acogida crítica sólo tibia, Merchant e Ivory se embarcaron de inmediato en Pasaje a Bombay (Bombay Talkie, 1970), que sigue siendo todavía uno de sus títulos favoritos, y que ofrece un rico y divertido panorama del cine comercial hindú. Ivory seguía fascinado por la India, y contaba con la ventaja adicional de que la producción de una película, en dicho país, resultaba barata, mientras que su situación económica era familiar para Merchant, quien como productor ha tenido que recurrir a toda su energía, ingenio y diplomacia a lo largo de los años, para conseguir recursos financieros destinados a proyectos casi siempre al margen de las pautas y convenciones comerciales.Una novelista norteamericana viaja a India para buscar inspiración para su obra. Una vez allí iniciará un romance con un actor del país. Esta relación sirve de excusa para mostrar la fascinación que produce a algunos extranjeros conocer la cultura india. La película es norteamericana pero tiene un toque claramente bollywoodiense patente en puntos como el tono musical.

Los siguientes trabajos del trío en la India consistieron:


  • Un documental para televisión, Adventures of a Brown Man in Search of Civilization. Biografía sobre el famoso indio Nirad Chaudhuri.


  • En un retrato documental de una admirada estrella local, Helen, Queen of the Nautch Girls (1972) 
  • Y, Autobiography of a Princess (1975), un espléndido ejercicio de agridulce nostalgia, inspirado por películas antiguas a las que se rinden de paso tributo. En ella. James Masón interpretaba a un tutor inglés retirado que visitaba todos los años a la hija de su anterior jefe, una princesa india instalada en el barrio londinense de Kensington.
En 1978, el trío volvió a la India para filmar un proyecto financiado por la cadena televisiva inglesa London Weekend y titulado El arte de las miniatura (Rullabaloo Over Georgie and Bonnie's Pictures, 1978). Tomando como anécdota el supuesto robo de una colección de miniaturas indias, mezclaba la comedia, la nostalgia del pasado perdido, y una interesante reflexión sobre las relaciones entre el pueblo y el arte.

Los guiones de todas estas películas de tema hindú fueron escritas por Ruth Prawer Jhabvala. No obstante, después de Bombay Talkie, Merchant e Ivory volvieron a Estados Unidos y recurrieron a nuevos guionistas, George Trow y Michael O'Donohue, para Salvajes (Savages, 1972), una curiosa fábula sobre los miembros de una tribu primitiva persiguen una pelota de croquet que aparece rodando por el bosque. Así es como llegan a una vacía urbanización de Long Island, donde poco a poco empiezan a comportarse como personas ricas y civilizadas, y a moverse con desenvoltura en la alta sociedad. Tras un duro partido de croquet, volverán a su estado original y de nuevo desaparecerán en el bosque. “A pesar de su naturaleza extraña”, afirma Ivory. Salvajes demostró ser un tipo de película que la gente deseaba ver en ese momento”.


Su siguiente aventura norteamericana, Fiesta salvaje (The Wild Party, 1975), una visión del Hollywood de los años 20 basada en un poema de Joseph Moncure March, demostró ser una experiencia menos afortunada, como consecuencia del remontaje a que los distribuidores sometieron a la película. Jolly Grimm es una estrella cómica del cine mudo en decadencia. Tras cinco años sin presentar película tiene a punto “El hermano Jasper”, historia de un fraile que predica entre caníbales, en la que alberga grandes esperanzas. Así que organiza una fiesta a lo grande en su mansión, donde proyectará la cinta a los jerifaltes de Hollywood. Pero tiene tan mala puntería que ha hecho coincidir el evento con otra cita de postín que organiza el matrimonio Mary Pickford-Douglas Fairbanks.Una mirada nostálgica a la meca del cine, inspirada sin disimulo en el escándalo que salpicó a Roscoe 'Fatty' Arbuckle en una de sus fiestas salvajes. Asume el protagonismo el poco conocido James Coco, al que acompaña una radiante Raquel Welch en el papel de su amante.


Para su tercer proyecto en Estados Unidos, Merchant e Ivory volvieron a pedirle a Ruth Prawer Jhabvala su colaboración. Roseland (1977) reúne en esta cinta tres historias que tienen en lugar en Nueva York, en Roseland, una legendaria sala de baile  Se trata de un mundo extraño y ensimismado, al que no llega nunca la luz del día. La historia central de la película, la de una joven (Geraldine Chaplin) atrapada en una difícil relación amorosa con un joven gigolo (Christopher Walken) domina sobre las otras dos anécdotas menores que la plantean. Todos los protagonistas tienen en común que buscan a la pareja de baile ideal.Como es habitual, Ivory hace gala de su exquisitez para la puesta en escena. Y aprovecha que cuenta con grandes actores como Teresa Wright y Christopher Walken.

A partir de ahí, el grupo empezó a abordar adaptaciones literarias. No tiene nada de sorprendente que Henry James, quien con tanta frecuencia escribió sobre norteamericanos que buscaban el estímulo de culturas más antiguas, generalmente europeas, atrajese la atención de Ivory; y, en 1978, el trío realizó una delicada y elegante adaptación de su novela Los europeos (The Europeans). Describe la irrupción de dos hermanos procedentes de Europa, Eugenia y Felix, en el hogar cercano a Boston de los Wentworth, de los que son parientes. Se va a producir enseguida un choque de mentalidades, entre los americanos, puritanos y reservados, y los europeos, más expansivos y dados a la frivolidad. El guión de Ruth Prawer Jhabvala presenta bien a los diversos personajes y sus diferentes cuitas amorosas, que se resolverán felizmente unas, mientras otras quedan abiertas. De modo que vemos a las hermanas Gertrude y Charlotte, la primera pretendida por el clérigo Mr. Brand sin éxito -ella anhela una vida más placentera-, la segunda secretamente enamorada de éste. A Felix que se ve atraída por Gertrude. A Robert, otro pariente, interesado por Eugenia, que espera la nulidad de su matrimonio con un barón. Y a los jóvenes primos Clifford y Lizzie, el primero tonteando con el alcohol y cautivado por Eugenia, la otra encantada de la admiración que despierta entre los chicos, y muy espabilada. También hay espacio para el padre de Gertrude y Charlotte o la madre de Robert, de modo que se teje un rico tapiz de relaciones humanas, algunas mejor perfiladas que otras, pero todas interesantes y gratas de ver en la pantalla. Ivory ya presenta en este film ese tono pulcro, y que algunos peyorativamente tachan de academicista, que iría desarrollando hasta altas cotas de perfeccionismo en sus siguientes películas, gracias también a ese equipo fiel de colaboradores que le ha ido acompañando film a film.

Jane Austen en Manhattan (Jane Austen in Manhattan, 1980) buscó una fuente de inspiración literaria distinta y adoptó un estilo mucho más complejo. Dos compañías de teatro se enfrentan por llevar a escena Sir Charles Grandison" obra escrita por Jane Austen cuando tenía 12 años para parodiar la novela homónima de Samuel Richardson. La película aborda el tema de la rivalidad entre dos interpretaciones teatrales opuestas de un mismo texto, una obra de teatro recientemente descubierta de Jane Austen.


En 1981, el trío realizó una evocadora adaptación de la novela de Jean Rhus, Quartet, y pareció que había encontrado por fin un tema y un autor que reflejaba su problemática: la búsqueda de equilibrio entre el cosmopolitismo y la sensación de desarraigo. En el París de los años 20, Marya, una joven corista de music hall nacida en Las Antillas, y su marido Stephan, que es polaco, llevan una vida bohemia e indolente. Marya es feliz y no se preocupa de saber de dónde procede el dinero del que viven, pero un día Stephan es detenido por robo y ocultación de obras obrasrte. Festival de Cannes: Mejor actriz (Isabelle Adjani).


En 1983, dirige Oriente y Occidente (Heat and Dust). Ann viaja a La India para investigar qué ocurrió con su abuela, Olivia, que también viajó a ese país en los años XX, en busca de su marido, que estaba allí destinado. Ann descubre que Olivia se sintio fascinada por un dictador local, con el que prefirió quedarse, en lugar de con su esposo. El cineasta James Ivory realiza una detallada descripción de La India intercalando dos relatos separados en el tiempo. Esta vez Ivory adapta una novela de su guionista Ruth Prawer Jhabvala, que también es responsable del guión. Como es habitual, el director despliega una puesta en escena cuidada y elegante, y logra impresionantes interpretaciones de su escogido reparto.


A continuación realiza Las bostonianas (The Bostonians, 1984). Adaptación de la novela homónima del escritor norteamericano Henry James. Las primeras sufragistas bostonianas son burguesas ilustradas que luchan por conseguir la emancipación de las mujeres. Cuando Olive Chancellor (Vanessa Redgrave), su más destacada representante, conoce a Verena Tarrant (Madeleine Potter), una hermosa joven, dotada de una rara elocuencia, queda tan prendada de ella que se la lleva a vivir a su casa y decide convertirla en portavoz del incipiente movimiento feminista. La visita de Basil (Cristopher Reeve) a su prima Olive desencadena entre ambos una lucha feroz a propósito de Verena.


Y, pro fin llegamos a 1985  en el que dirige la magnifica Una habitación con vistas (A Room With a View). Existe toda una tradición en la literatura anglosajona acerca de turistas ingleses o americanos, que al contacto con la Europa continental, Italia sobre todo, se les descascarilla una cierta frialdad y despego para descubrir el amor y toda una pléyade de sentimientos que habían guardado encerrados en su interior. En esta línea se mueve esta adaptación de una novela de E.M. Forster acerca de una joven prometida, que viaja con su tutora a Florencia. Como su habitación de hotel no tiene vistas, otros huéspedes ofrecen intercambiar sus cuartos. La amabilidad del joven promotor de la iniciativa hace que la novia se replantee el matrimonio que está a punto de acometer. 3 Oscar: Mejor guión adaptado, dirección artística, vestuario y 8 nominaciones; 5 BAFTA incluyendo mejor película y 14 nominaciones. National Board of Review: Mejor película; Premios David di Donatello: Mejor film y director extranjero y Círculo de Críticos de Nueva York: Mejor fotografía.
En 1987 dirige Maurice, segunda adaptación de una novela de E.M. Forster. Gran Bretaña, principios del siglo XX. Cuando el joven Maurice (James Willby) va a la Universidad, se enamora de Clive (Hugh Grant), uno de sus compañeros de clase. Juntos vivirán un romance que mantendrán en secreto. Sin embargo, Clive, para evitar habladurías y normalizar su vida, decide casarse con una joven. Maurice, por su parte, seguirá manteniendo relaciones secretas con otros hombres, aunque no será lo mismo. Festival de Venecia: Mejor director, actores (Wilby, Grant) y música.
Esclavos de Nueva York (Slaves of New York) es una película de 1989. Estamos a finales del siglo XX, en Nueva York, la capital del mundo. Allí la vida es muy agitada y no es sencillo adaptarse para cualquier persona. Aun así, vivir en Nueva York es el máximo sueño de Eleanor, Chuck y Daria. Están embelesados por sus fiestas, su gente, su moda... Pero una vez que su sueño se hace realidad, comienzan a darse cuenta de que vivir en la ciudad que siempre han deseado no es suficiente para ser felices. Llega un momento en que están atiborrados de la frivolidad que antes perseguían, y pretenden escapar. Una serie de circunstancias les mantienen atrapados en Nueva York, y su existencia en la ciudad de sus sueños se convierte en una condena.  Una extraña película dentro de la filmografía de James Ivory, que cuenta con un planteamiento original.
Al año siguiente realiza Esperando a Mr. Bridge (Mr. & Mrs. Bridge, 1990). En plenos años 40, Walter e India Bridge son un matrimonio anclado en el pasado. Él es un obstinado conservador que ordena y manda sobre su mujer, y no tiene reparo en dirigir a sus hijos a su antojo, muchachos que son ya adultos. Sus anticuadas ideas y modo de ver la vida chocan con el resto de sus vecinos y amigos, que tienen una visión más moderna de la sociedad. James Ivory dirige al matrimonio real formado por Paul Newman y Joanne Woodward en esta película basada en la novela de Evan S. Connell. No es la primera vez que la pareja aparecía junta en pantalla pues ya se les pudo ver en El largo y cálido verano, Samantha o Con el agua al cuello. Woodward fue además nominada al Globo de Oro y al Oscar por su interpretación.
En 1992 dirige la aclamada Regreso a Howards End (Howards End). Las hermanas Margaret y Helen, interpretadas por Helena Bonham Carter y Emma Thompson, empiezan una amistad con los Wilcox, una próspera familia de la burguesía liberal, pero por una serie de sucesos, suspenden la relación. Con en el tiempo, la comprensiva Margaret y la dulce señora Wilcox, vuelven a encontrarse y entablan una amistad tan sólida, que al morir ésta, le deja su bucólica casa de Howards End a Margaret, en contra de la opinión de su familia. Helen se desentiende, y se dedica a ayudar a un joven y atractivo oficinista con problemas matrimoniales, con el que iniciará un romance. Las cosas se complican cuando Margaret y el viudo Wilcox se enamoran. Basada en la novela de E.M. Forster. Una historia sugerente, rodada con sutileza y con un envolvente sentido estético. El equipo de actores está imponente, desde el sobrio Anthony Hopkins, hasta la rebelde Bonham Carter y la encantadora Vanessa Redgrave. Emma Thompson ganó el Oscar como mejor actriz. El tono de la película es de una belleza y de una elegancia admirables.
Lo que queda del día (The Remains of the Day, 1993) es su siguiente película.La Segunda Guerra Mundial es inminente. Stevens (Anthony Hopkins) es un mayordomo de la mansión de Darlington Hall, entre cuyas paredes los dueños y el servicio mantienen sus vidas apartadas en una rígida interdependencia. Stevens es eficiente y está entregado a su trabajo. Ni se le ocurre pensar en lo contrario. Su mundo no va más allá de la obediencia y el protocolo. La fidelidad a su señor es absoluta, porque así ha sido educado por su padre, también mayordomo. Pero su meticulosa vida se ve turbada con la llegada de una temperamental ama de llaves, Miss Kenton (Emma Thompson). Miss Kenton esconde bajo su aspecto frío una mujer llena de ternura, que enseguida se enamora en silencio del incomunicativo Stevens. Las palabras de amor que ella espera de él, son en realidad intrascendentes comentarios de trabajo, ausentes de cualquier pasión. A la vez, en la mansión se reúnen importantes cargos del régimen alemán nazi, para negociar apoyos británicos con el rico propietario, interpretado por James Fox. Una excelente película, basado en la novela de Kazuo Ishiguro, titulada Los restos del día. James Ivory desarrolla con su habitual elegancia y sutileza un drama que encierra una tremenda carga de profundidad y dirige con mano experta a dos grandes intérpretes. Hopkins realiza una actuación magistral, rellenando su complejo personaje con gestos concisos pero ligeros, sin recargas artificiales. Una película muy inteligente que en pocos años se ha convertido en un clásico. Premios David di Donatello: Mejor actor y actriz extranjeros y National Board of Review: Mejor actor (Anthony Hopkins).
En 1995 realiza Jefferson en Paris (Los amores de un presidente) (Jefferson in Paris).  Biografía de Thomas Jefferson (Nick Nolte), redactor de la Declaración de Independencia Americana (1776) y tercer presidente de los EE.UU. (1801-1809). En 1789, fue nombrado embajador de los EE.UU. en París para asesorar al primer gobierno revolucionario. Su vida amorosa lo colocó ante un difícil dilema: su amor por una cortesana francesa y su secreta pasión por su ama de llaves.
Sobrevir a Picasso (Surviving Picasso) es un drama que realiza en 1996. Retrata la vida del universal pintor, sus amores y pasiones. En 1943, la joven pintora Françoise Gilot conoce a Pablo Picasso. Durante los siguientes diez años será su musa y pareja, proporcionándole inspiración y dos hijos. También verá cómo otras mujeres aparecen en la vida de Pablo y deberá además soportar sus caprichos, su extraño sentido del humor y su tacañería.
En 1998 dirige La hija de un soldado nunca llora (A Soldier's Daughter Never Cries).Años 60. El matrimonio Willis vive en París con Channe, su hija, una niña. Él es un escritor de éxito, que busca la inspiración en Europa. Es feliz con su esposa, que le quiere. Surge en el hogar la posibilidad de adoptar a Benoît, un niño francés de 6 años, cuya madre quedó embarazada siendo adolescente. El chaval será recibido como uno más de la familia. La vida de los Willis es como la de tantas familias, aunque con la peculiaridad de que son americanos en el extranjero. Pero esto da a los chicos la posibilidad de una educación que de otro modo nunca habrían tenido. Pasa el tiempo y… Desde el punto de vista de Channe –suya es la mirada que domina el metraje–, se describen cosas muy corrientes: la enfermedad cardíaca del padre, que cuelga cual espada de Damocles sobre la familia; el cariño de los esposos, de los hermanos, entre padres e hijos, con la tata; un pequeño trauma en el despertar a la sexualidad; la amistad de Channe con un compañero de temperamento artístico; los miedos del hijo adoptivo a enfrentarse a su pasado; el primer noviazgo formal de Channe… Estos puntos cotidianos adquieren un relieve insospechado. Retazos de vida auténtica, transmiten el amor de un hogar. Nadie en la familia es perfecto, todos cometen errores; pero se quieren, y existe una preocupación real por los otros. No hay grandes estrellas, pero el terceto protagonista no podía estar mejor escogido: Leelee Sobieski es una joven actriz a la que hay que seguir; Kris Kristofferson da vida al escritor con una sorprendente sobriedad; y Barbara Hershey es perfectamente creíble como amante esposa y madre.La hija de un soldado nunca llora es la adaptación de una novela con pinceladas autobiográficas de Kaylie Jones, hija del escritor James Jones (La delgada línea roja, De aquí a la eternidad).
En 2000 realiza La copa dorada (The Golden Bowl). Maggie y Charlotte. Siempre han sido amigas. Ahora la primera se dispone a casarse con el príncipe Amerigo. Es el momento en que Charlotte advierte que, a pesar de los pesares, anda enamorada del príncipe. Pero la cosa, en la sociedad inglesa de principios del siglo XX, no permite cambios bruscos: Maggie y Amerigo se casan, y Charlotte, de un modo sutil y hasta retorcido, se compromete con el padre viudo de Maggie; así estará cerca de su amor secreto. Henry James es un novelista formidable, aunque su magnífica prosa es difícil de llevar a la pantalla. Pese a todo, el equipo de James Ivory, Ismail Merchant y Ruth Prawer Jhabvala se pone manos a la obra y logra un film sensible, que aborda con acierto las veleidades del espíritu humano. El reparto es de auténtico lujo.En apariencia es una copa preciosa y de gran valor. Al principio del film, dos personajes acuden a un anticuario y la dejan reservada, con idea de que sirva como regalo de bodas; aunque uno advierte una grieta inapreciable, que resta valor al objeto. Así, la copa que da título a la película se convierte en símbolo poderoso de la fragilidad del amor y la virtud en tantas personas.
Le divorce (2003), adaptación de una novela de Diane Johnson, a cargo de la guionista habitual de James Ivory, Ruth Prawer Jhabvala, y del propio director. Isabel (Kate Hudson) y Roxy (Naomi Watts) Walker son dos hermanas, norteamericanas, que se quieren un montón. Tanto que la primera viaja a Francia dispuesta a pasar una temporadita con la segunda, que está casada con un francés. Pero nada más llegar, Isabel se encuentra un desagradable pastel: el impresentable marido de Roxy la acaba de dejar; se ha enamorado, asegura el tipo, sin atender a razones de peso, como la de que su esposa está embarazada. Así las cosas, mientras Roxy se plantea el divorcio, Isabel conoce a un diplomático francés, casado y talludito, con el que vive una aventura. El film tiene un inconfundible aire de vodevil, un enredo donde se trata de mostrar el choque de mentalidades francesa (con su pose de cinismo y su incréible tendencia a racionalizarlo todo) y americana (ingenua y en el que todas las decisiones se toman dictadas por el sentimiento). El film tiene momentos para las lágrimas, el dolor por el divorcio, y para las risas. Quizá los mejores momentos en este último apartado corran a cargo de Stephen Fry, presentado como tasador de cuadros que tiene que valorar un cuadro de autor francés, que desde hace varias generaciones pertenece a la familia Walker. Hudson y Watts aciertan en su composición de las hermanas, mientras que Jean-Marc Barr da vida al diplomático caradura, prestándole cierto encanto que hace imposible que le odiemos.
Su penúltima película fue La condesa rusa (The White Countess, 2005). Tras la agradable experiencia de ver adaptada con maestría su obra Los restos del día, titulada para el cine Lo que queda del día, el novelista japonés Kazuo Ishiguro ha escrito para el mismo director, James Ivory, su primer guión cinematográfico. No alcanza el nivel del film citado, pero la relación entre Sofia, una condesa rusa venida a menos (Natasha Richardson), y Todd, un ex diplomático ciego en el Shanghai de los años 30 (Ralph Fiennes), permite a Ivory desplegar el academicismo marca de fábrica de su trabajo. El cineasta, apoyado en un guión rico en matices, y en dos actores muy inspirados, logra que los personajes protagonistas cobren vida. Entendemos los esfuerzos de ella por salir adelante, primero como 'mujer de la calle', y luego como anfitriona de postín en el local 'The White Countess', puesto en marcha por Todd. El proyecto de ese lujoso garito de comida y música, en el que el invidente pone toda su ilusión, conecta bien con los intereses de Ishiguro. Igual que sucedía con ese mayordomo que servía con todo esmero y profesionalidad a su señor en Lo que queda del día, sin cuestionarse si su amo era digno de sus servicios, aquí tenemos a un personaje, Todd, que se está construyendo un mundo artificial de esparcimiento, para cerrar los ojos (y no olvidemos, que el personaje es ¡ciego!) a un entorno donde la guerra es inminente. Tampoco podrá ignorar Todd las necesidades de su empleada Sofia, viuda con una hijita: su pacto de intimar, ni siquiera en los mínimos términos que marca la cortesía, será imposible de cumplir. Y llevará al clímax en el puerto de un caótico Shanghai, que recuerda al recreado por Steven Spielberg en El imperio del sol.
The City of Your Final Destination (2009), película basada en la novela de Peter Cameron. Omar Razaghi (Omar Metwally), un estudiante de 28 años que está haciendo la tesis doctoral en la Universidad de Kansas, ha conseguido una beca para escribir una biografía del escritor hispanoamericano Jules Gund. Pero para que sea una biografía autorizada, tendrá que obtener el visto bueno de las personas más allegadas al escritor: su hermano, su viuda y su joven amante. Además de la excelente interpretación de Linney y el buen trabajo de Hopkins, lo mejor de la película es la sensual fotografía de Javier Aguirresarrobe y una magnífica banda sonora.

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