lunes, 19 de mayo de 2025

El primer largometraje de Kristen Stewart, "The Chronology of Water", en Cannes: un retrato de una mujer atormentada

La estrella estadounidense adapta un texto autobiográfico de Lidia Yuknavitch, quien fue víctima de incesto y abusos a manos de su padre. Stewart ofrece una película con una dirección sobrecargada, pero que arde de convicción.
No todos los depredadores brillan bajo el sol. Diecisiete años después de la saga Crepúsculo, que la convirtió en una estrella mundial, Kristen Stewart se enfrenta a un tipo de vampiro completamente diferente, uno que prospera en el secreto de los hogares, que se cuela en los dormitorios de las niñas para aplastar sus cuerpos, sus almas y su futuro. Para su primer largometraje como directora, presentado en Cannes en la sección Un Certain Regard, la ex novia de América, convertida en un icono del cine de autor (desde Kelly Reichardt hasta Olivier Assayas y Pablo Larraín), no eligió el camino fácil.
Adaptada del texto autobiográfico de Lidia Yuknavitch (publicado en España en 2019 con el título La cronología del agua por la editorial madrileña Cicely), The Chronology of Water (2025) traza el viaje de una mujer atormentada, abusada (sexualmente, pero no solo) por su padre. Desde la infancia, con una hermana mayor que la abandona demasiado pronto sola en las garras del monstruo doméstico, hasta las convulsiones de la edad adulta (las fiestas y las drogas para evadirse, el descubrimiento del amor, inevitablemente problemático y condenado al fracaso, y la escritura, única promesa de renacimiento), es una descarga de imágenes fracturadas, más nítidas y múltiples que los fragmentos de vidrio, lo que la película planta en nuestros ojos.
Flashbacks traumáticos, de una tragedia a otra, planos nauseabundos, abrazos pegajosos, más orgánicos que eróticos, primeros planos repetitivos del lápiz cuya mina se rompe en el frenesí creativo... La dirección de Kristen Stewart utiliza todas las herramientas, todas las metáforas visuales y combina todos los trucos formales tomados del cine independiente para adentrarse en lo más profundo del malestar de su heroína. Frente a la cámara, la rubia Imogen Poots se roba el espectáculo en un papel principal difícil y peligroso, ofreciendo incondicionalmente su belleza torturada a una película imperfecta pero sincera.

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