lunes, 29 de septiembre de 2025

Fallece Claudia Cardinale, el gran icono del cine italiano (II)

Roles complejos, feminismo absoluto
Se protege. Porque la humillaron mucho al principio. Como hablaba mal el italiano (nació en Túnez en 1938 en una familia franco-siciliana), se burlaban de ella. La ridiculizaban. Y la doblaban (¡hay que decir que casi todo el mundo era doblado en aquella época en Italia!). Fue en sus películas francesas -Los leones andan sueltos, ya mencionada, y  Cartouche (1962), de Philippe de Broca, con Jean-Paul Belmondo— donde descubrimos su verdadera voz: ligeramente ronca y muy sensual… Peor aún: su productor, su protector, quien se convirtió en su marido, Franco Cristaldi, la obligó a hacer pasar al hijo, fruto de una violación, que dio a luz en 1958 por su hermano menor. "Me vi obligada a asumir esta mentira", declaró  a Closer en 2021. Fue una época extraña, ya sabes, cuando los actores dependían totalmente del productor con el que tenían contrato, así que estaban atados de pies y manos"...
Claudia Cardinale en Cartouche (1962)
Toda su vida, luchó. Para apoyar a Sergio Leone contra los caprichos de las estrellas de Hasta que llegó su hora (C’era una volta il West), en 1968). Para financiar las películas políticas de su segundo marido, Pasquale Squitieri -Hermanos de sangre (I guappi, 1973), La fuerza del silencio (Il prefetto di ferro, 1977)-. Para defender a Jerzy Skolimowski, amenazado con el despido por el productor de Las aventuras de Gerard (The Adventures of Gerard, 1970). Para seguir los delirios de Werner Herzog en  Fitzcarraldo  (1982), obsesionado, como sabemos, con la idea de izar un barco de vapor de 320 toneladas a la cima de una colina amazónica... Aceptó todos los papeles complejos que le ofrecieron: hermana incestuosa Sandra (Vaghe Stelle dell'Orsa, 1965), de Visconti; una prostituta de altos vuelos que ayuda a un joven a obtener una entrevista con el Papa, La audiencia (L'udienza, 1972), de Marco Ferreri, 1971); una mujer judía violada por un alemán durante la guerra, La historia (La storia, 1986), de Luigi Comencini, basada en la novela de Elsa Morante. 
Claudia Cardinale en Hasta que llegó su hora (1968)
Pero también hay muchos momentos malos en su carrera. ¿El peor? Su encuentro con Brigitte Bardot en Las petroleras (Les pétroleuses), de Christian-Jaque , en 1971. Un desastre...
Claudia Cardinale y Brigitte Bardot en Las petroleras (1971)
Fue una figura destacada en la lucha contra el sida. Una apasionada defensora de la causa gay. Y una feminista absoluta. Sin embargo, no hasta el punto de aprobar controversias estériles, como la que estalló en 2017 cuando el Festival de Cine de Cannes eligió para su cartel una foto —retocada— de ella dando vueltas en la playa. "Es un baile, un vuelo", dice.  "El retoque acentúa la ligereza y me transforma en un personaje onírico. Una sublimación… La preocupación por el realismo no tiene cabida aquí, y, como feminista convencida, no veo allí ningún ataque al cuerpo de la mujer". Claudia Cardinale era sensata. Lúcida. Clarividente.

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