Exigente con los cineastas, pero sobre todo consigo misma, la actriz ha adquirido la profundidad necesaria para interpretar a cualquier mujer.
No intente elogiar a Mélanie Thierry. Con sus ojos azul puro que se empañan fácilmente en pantalla, mira fijamente, como si quisiera decir que así no vas a ablandarla, que no se dejará engañar. Como la Hélène que interpreta, franca y discreta, con una impresionante mezcla de vértigo y dureza, en Connemara (2025), el cuarto largometraje de Alex Lutz, adaptado de la novela de Nicolas Mathieu. Nacida en el seno de una familia humilde, Hélène abandonó los Vosgos hace mucho tiempo. Ahora, un repentino agotamiento la obliga a abandonar París y regresar al lugar donde creció. Una noche, en el aparcamiento de un restaurante, ve a Christophe Marchal, el carismático prodigio del hockey sobre hierba de sus tiempos de instituto. Entre estas dos personas, ahora enfrentadas entre sí, surge una inesperada historia de amor. En su abrazo, dos Francias, dos mundos que ahora son extraños, sueñan con amarse. ¿Será posible este idilio?

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