Dos ex sicarios, que se enamoran y se convierten en padres, se ven perseguidos por su antiguo jefe. El actor francés merece algo mejor que esta película de acción de los años 1980, abiertamente cursi.
¿Debería Sy distanciarse de las producciones estadounidenses? Unos meses después de The Killer (2004), un remake fallido de un gran clásico de John Woo (realizado por él mismo), ya está de vuelta en Shadow Force, una nueva película de acción estrenada el mes pasado en Estados Unidos, que llegó directamente a Prime Video en Francia.
Con poca energía, el actor se mete en la piel de un antiguo sicario, ahora un padre cariñoso con su hijo pequeño, con quien escucha los grandes éxitos de los Commodores y Lionel Richie en el coche familiar. Hasta el día en que la madre de su hijo, quien también fue su colaboradora (Kerry Washington), reaparece en su vida para luchar contra su antiguo jefe, ahora jefe de la CIA (Mark Strong). Todos los códigos del cine de acción de los años 1980 se combinan en un cóctel increíblemente clásico, donde los malos no son quienes creemos, los buenos son mucho más inteligentes de lo que parecen, y el antagonista principal es un tirano adicto al peligro, que vive en una gran villa donde le sirven tragos de alcohol fuerte desde las 8 de la mañana.
Acento francés y camisa hawaiana
Con su marcado acento francés, sus chistes que no hacen reír a nadie y su afán por ajustar cuentas en público, sufrimos por Omar Sy , quien merece papeles mucho más profundos que este personaje de acción que se pavonea con camisa hawaiana, a quien es difícil reconocerle el mérito. En su defensa, toda la película es de una considerable mediocridad, lastrada por la excesiva promoción de una plataforma de streaming de música y por actores despreocupados, como Mark Strong como un supervillano invencible y Kerry Washington como una espía experimentada que, tras su máscara de guerrera, se ve finalmente reducida a sus ventajas físicas para distraer al jefe de la CIA...
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