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sábado, 11 de abril de 2020

Los peores remakes de la historia del cine (XVIII)

Rollerball (2002), de John McTiernan 

La película Rollerball (1975), dirigida por Norman Jewison, prácticamente inaugura su propio género: se ubica entre la película de ciencia-ficción, la distopía y la de deportes. La historia futurista se centra en el jugador estrella de rollerball Jonathan, el chico más famoso y talentoso de la competición, cuyo éxito se usa contra él cuando los mandamases deciden que las reglas del deporte deberían cambiar para garantizar que se vea obligado a abandonarlo, matándolo, si es necesario. Se supone que Jonathan se convertirá en un ejemplo, demostrando que el hombre solo puede triunfar mediante la violencia y el individualismo desinhibido.
El remake de Rollerball (2002) no cumple en términos generales con el original. Tiene lugar en el presente en lugar del futuro, y se centra principalmente en secuencias de acción, ignorando los matices políticos que hicieron que valiera la pena ver el original. La narrativa es entrecortada, los personajes están subdesarrollados a favor de destacar los violentos juegos de Rollerball, y el diálogo no es exactamente fascinante.

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