¡Olvídate de mí! (Eternal Sunshine Of The Spotless Mind, 2004), dirigida por Michel Gondry e interpretada por Jim Carrey, Kate Winslet,Kirsten Dunst, Tom Wilkinson, Mark Ruffalo, Thomas Jay Ryan, Jane Adams, David Cross, Elijah Wood.
Joel está enamoradísimo de Clementine, pero últimamente han tenido problemas. Lo que no podía esperar de ninguna manera era que Clementine acudiera a una terapia para sacar de su mente a Joel y a todo lo que pueda estar relacionado con él. El desesperado Joel se da cuenta de que ha perdido al amor de su vida, y, si no quiere morir de pena, tendrá él también que someterse al mismo lavado de cerebro. Sin embargo, la cosa no va a resultarle tan fácil, porque la presencia de Clementine en su vida es muy fuerte y ni siquiera él está seguro de querer olvidarla…
Compleja, brillante y fascinante película sobre el poder irrompible del amor, obra de una de las mentes más rocambolescas que ha salido de Hollywood, Charlie Kaufman. Al igual que en Cómo ser John Malkovich y Adaptation. El ladrón de orquídeas, su anterior éxito como guionista, Kaufman ha ideado un rompecabezas lleno de cruces y vericuetos, que mezcla el pasado y el presente, la memoria y los hechos, hasta componer una intrincada madeja llena de nudos e hilos sueltos. Presentar y desenredar con éxito semejante ovillo era el difícil reto de Michel Gondry tras la cámara. El magnífico resultado es una atípica película, con muchas escenas arbitrarias a primera vista, plagada de imágenes netamente surrealistas (y preciosas, como la de la cama en la playa nevada), con tendencia freudiana por el elemento paranoico depresivo, de rasgos sexuales, pero eminentemente romántica. El sensacional poder de atracción de este cóctel está además acentuado por los dos actores principales. Jim Carrey está soberbio, muy sobrio para lo que nos tiene acostumbrados, imbuido dentro de sí mismo y de su tristeza ya desde el primer fotograma; y Kate Winslet le da la réplica con un personaje similar, aunque más enérgico: su interpretación le valió su cuarta nominación al Oscar.
En una historia de este tipo, donde mucho de lo que se cuenta ocurre dentro de la cabeza de su protagonista, Michael Gondry tenía claro que tenía que ser “lo más real posible. Aunque sea una historia de ciencia ficción, una película tiene que ser creíble”. Y es que, para Kaufman, las imágenes mentales de Joel componen una sencilla historia de amor: “Vemos por qué las personas se atraen, por qué se enamoran, por qué se desenamoran, por qué una relación se convierte en algo rutinario después de cierto tiempo…”. La novedad es que Gondry crea un mundo visual extraordinario alrededor de ese guión, con puntos muertos, vacíos mentales, imágenes que se escapan, flashes de memoria desconectados…